Blog de aula de Elenalop 3ESO B
sábado, 14 de junio de 2014
sábado, 19 de abril de 2014
viernes, 18 de abril de 2014
viernes, 21 de marzo de 2014
Lazarillo siglo XXI
Sevilla 23 Marzo, 2014
Estimado alcalde:
Así nací yo en un barrio pobre y marginado de la ciudad de
Sevilla, donde las casas no tenían ni agua ni electricidad y donde no era
extraño encontrarse más de una rata. Mi madre un

Ya habían pasado cinco años, y una de las vecinas que más
frecuentaba por mi casa fue enamorando a mi padre hasta que esta le engaño para
vender el piso y abandonarme en la calle. Los dos se fueron a un barrio mejor y
no volví a saber nada más de él. Me quedé sola, por un momento me paré a pensar
que hacer. Solo tenía ocho años, y jamás había ido a la escuela por lo que no
sabía escribir o leer. Lo único que tenía era una manta y vestía unos viejos
harapos. Cuando se hizo de noche me fui a un portal me tumbé y me eché la manta
para poder taparme, como pude me dormir porque las lágrimas no paraban de salir
de mis ojos.
A la mañana
siguiente, me encontraba en una furgoneta blanca y grande. Estaba conducida por
personas que no conocía, estas no paraban de gritar. Había más niños como yo.
Por el camino estuve hablando con varios de ellos. Una tenía solo dos años y
estaba muy asustada, tenía una hermana de mi misma edad que me contó porque se
encontraba allí y yo le conté lo mismo.
Nos hicimos buenas amigas y nos estuvimos apoyando en los momentos más
difíciles. Llegamos a una casa abandonada en una carretera. Era vieja y estaba
sucia con varias telarañas. No tenía electricidad había velas para alumbrar.
Pude ver sacos con dinero. Allí había más personas hablando que hacer con todos
nosotros. Les pregunté para que nos querían pero nadie me respondió. A todos
los niños nos encerraron en un cuarto y se fueron a dormir. Pasados unos días,
nos volvieron a montar en la furgoneta blanca, no nos dijeron dónde íbamos. Por
el camino escuché que qué a todos nos venderían como esclavos y ganarían
bastante dinero. Se lo conté a mi amiga pero no sabía si irse o no. Yo quería
escapar y lo conseguí mientras estaban hablando con un hombre dentro de un
local. Me escondí detrás de un gran arbusto aunque sabía que si me veían sería
mi final. Por suerte escuché la sirena del coche de policía y vi como aquella
furgoneta blanca se alejaba de mí. Pero esos policías si me vieron y me
detuvieron montándome en su coche. Al llegar a la comisaría me hicieron
numerosas preguntas que no pude responder porque me caí al suelo, sufrí un
mareo. Levaba sin comer desde el día que me abandonó mi padre y ya había pasado
una semana, solo me daban agua de un viejo pozo. Me dieron un poco de sopa con
un buen trozo de pan, ahora me sentía mejor y me dejaron descansar.

En esta casa estuve
durante cuatro años, cada día me lo pasaba mejor hasta que un día, Antonio cayó
gravemente enfermo y unos días después murió. Rosario que para mi era como mi
madre estaba muy triste y no paraba de llorar. Durante un tiempo siempre me
gustaba estar con ella y apoyarla pues no quería verla triste. Pasó seis meses,
para que Rosario volviera a estar bien, no tan contenta como antes pero se le
veía más animada. Yo le ayudaba en todo lo que me pidiera.
Un día muy caluroso
del mes de Julio, el día más triste de todo mi vida, Rosario con sesenta y
cuatro años a punto de cumplir sesenta y cinco sufrió un mareo y de la caída se
dio un gran golpe en la cabeza con un muro de piedra y rápidamente murió. De
nuevo estaba sola, decidí llamar al vecino de al lado porque era una buena
persona seguro que me ayudaría. Me dirigí hacia su casa llamé al timbre pero no
me abrió nadie. Estaba agobiada y al mismo tiempo lloraba. Por suerte llamo al
timbre de mi casa un hombre que solía comprarle huevos a Rosario. Le conté lo
sucedido, el hombre me creyó. Me dijo que me compraría la granja y yo me podría
quedar con todo el dinero que me diese. Sin pensármelo dos veces la vendí
aunque estaba un poco triste ya que en esta casa había pasado bueno momentos.
Ya tengo 17 años y
con el dinero que gane vendiendo la casa he intentado vivir lo mejor que he
podido comprándome una en un barrio
mejor del que yo nací. Espero que me conceda mi plaza para poder estudiar y más
tarde darme un buen trabajo.
jueves, 27 de febrero de 2014
martes, 18 de febrero de 2014
domingo, 9 de febrero de 2014
Complemento de régimen
Era un día de verano, estábamos en la casa del pueblo con
toda la familia. Estábamos pensando dar
una vuelta con las bicicletas por un camino junto a un gran lago, pero dependía
de si tenían ganas. Después de hablar de esto un buen rato decidieron que irían.
Iban toda la familia desde los más mayores hasta los más pequeños. Entonces,
coincidieron con vecinos del pueblo que también estaban dando una vuelta con
sus bicicletas, se unieron e iban todos juntos. Pero cada vez iban más deprisa,
y se olvidaron de un niño pequeño que no podía ir más rápido. Se acordaron de
él y retrocedieron para ir a buscarlo. Este estaba acostumbrado a quedarse el
último y trataba de no llorar. Sus familiares
le contaron que se habían olvidado de él. Al final se fueron todos a la casa
y hablaron del día.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)